martes, 13 de diciembre de 2016

Palabras con variación genérica



 

Nuevamente os traigo un tema bastante interesante, como habréis comprobado por el título. Soy consciente de que sobre esto se puede escribir mucho, pero sólo explicaré históricamente el porqué de tales alternancias genéricas en algunas palabras del español actual. Como existen gran multitud de causas diferentes por las que se produce este fenómeno, únicamente repasaremos los casos más representativos.




     Mar


Según el Diccionario panhispánico de dudas de la Real Academia Española, esta palabra, que actualmente se considera masculina, se emplea frecuentemente también en femenino. Fueron las gentes de mar en la antigüedad quienes le aportaron vigencia a la forma femenina con expresiones como ´alta mar´ o ´hacerse a la mar´. Los poetas, más tarde, aprovecharon las locuciones marineras para aportar belleza poética a sus composiciones, extendiendo todavía más ese uso. Por este motivo, encontramos tanto locuciones en masculino (´estar hecho un mar de dudas´ y ´estar hecho un mar de lágrimas´) como en femenino (´cagarse en la mar´ y ´pelillos a la mar´).


     Sartén

En España el sustantivo es femenino y su uso en masculino, aunque muy escaso, es también existente. En Hispanoamérica, sin embargo, se alternan ambos géneros con predominio del masculino. Esta alternancia genérica puede deberse al hecho de que en latín era una palabra femenina (sartāgo, sartagĭnis), lo que justificaría la mayor frecuencia del femenino en el territorio español. Si en los países hispanos del continente americano se suelen referir a ´el sartén´, es porque comúnmente son masculinas las palabras terminadas en –én. Esta aclaración podría explicar la variación en el género, aunque son muchos los que todavía opinan que la consideración de la palabra sartén como masculina es propia de las clases bajas y se la atribuye como un uso incorrecto.
   

     Calor


Este podría ser uno de los ejemplos más famosos cuando hablamos de variación genérica. Es una voz masculina en la lengua culta actualmente, pero, no obstante, su uso en femenino, propio del español medieval y clásico, o bien se considera vulgar o bien es usado únicamente con finalidad arcaizante en algunos textos literarios.


     Dote

Aunque hoy predomina el femenino, posiblemente debido a que es el género etimológico (dos, dotis), del siglo xiii al siglo xvii encontramos casos tanto de ´la dote´ como de ´el dote´. Esto quiere decir que, en tiempos pasados, la alternancia en el género era más visible de lo que es hoy en día. Puesto que era más normal emplear el femenino, durante los siglos xviii y xix el uso de ´el dote´ se redujo a favor de ´la dote´. Aquí tenemos la razón por la que la mayoría de los hablantes la considera una palabra femenina.


     Azúcar


También se inscribe el sustantivo azúcar dentro del grupo de palabras que tiene validez su utilización tanto en el género masculino como en el género femenino.  La utilización de un género u otro depende de una multitud de factores a tener en cuenta. Cuando va acompañado de un adjetivo especificativo, se pueden usar ambos géneros con un predominio del femenino, pero si, por el contrario, no va acompañado de un especificativo es mayoritario su empleo en masculino. En plural, lleve o no especificativo, es claramente mayoritario el masculino. Por otro lado, azúcar tiene la particularidad de admitir su uso con el artículo el y un adjetivo en femenino, a pesar de no comenzar por /a/ tónica. Se trata de un resto del antiguo uso de la forma el del artículo ante sustantivos femeninos que comenzaban por vocal, tanto átona como tónica, algo que era normal en el español medieval.


     Puente

Durante los tiempos del español medieval y clásico, sobre todo en el habla popular y literaria, esta palabra se empleaba mayoritariamente en femenino. Efectivamente, tal y como constata el Corpus del Español, del siglo xiii al siglo xvi los casos encontrados de puente van acompañados de artículos, posesivos, demostrativos o adjetivos femeninos. A partir del siglo xvii, comenzamos a encontrar alternancias en las que bien encontramos ´el puente´ o ´la puente´, aunque el femenino sigue predominando. Ya en el siglo xviii rara vez se encuentran casos en femenino y el masculino para el sustantivo puente empieza a ser frecuente. El Diccionario panhispánico de dudas, señala que, en la actualidad, es de género masculino siguiendo a su étimo (pons, pontis). Josep M. Albaigés Olivart, por su parte, opina que es evidente la alternancia de género porque, aunque se haya ido resolviendo a favor del masculino porque lo era en latín,  todavía persiste el femenino ´la puente´ de forma arcaica en España y como matiz diferenciador en Chile al referirse a un puente pequeño[1].


Bibliografía y sitografía:
Corpus del Español [En línea]. Consultado en http://www.corpusdelespanol.org/
Corpus Diacrónico del Español (CORDE) [En línea]. Consultado en http://corpus.rae.es/cordenet.html
Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) [En línea]. Consultado en http://corpus.rae.es/creanet.html
Joan Coromines. Breve diccionario etimológico de la lengua castellana. Gredos, 2012.
Real Academia Española (2005). Diccionario panhispánico de dudas (2.a ed.). Consultado en http://lema.rae.es/dpd/
Real Academia Española (2015). Diccionario de la lengua española (23.a ed.). Consultado en http://www.rae.es/
 



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